Cuando se ha confirmado la presencia
de VIH o virus de inmunodeficiencia adquirida, el problema se puede atacar
desde tres puntos. Inhibir la reproducción del virus, fortalecer el sistema
inmunológico y ayudar a paliar las posibles infecciones secundarias producto
del debilitamiento inmunológico.
La alimentación en el portador del
VIH es muy importante para conseguir que los futuros síntomas se retrasen lo
más posible. Por otra parte, una alimentación óptima durante la enfermedad
ayudará a paliar igualmente a estos síntomas.
Los síntomas están relacionados con el deficitario sistema inmunológico y a la
misma vez se le asocian enfermedades que aprovechan estas circunstancias. Las
más comunes y que pueden transmitirse por los alimentos y aguas contaminadas son
la salmonella, la listeria o la criptoridosis. Todas ellas causan diarrea,
malestar del estómago, vómitos, calambres estomacales, fiebre, dolores de
cabeza, dolores musculares, infecciones sanguíneas, meningitis y encefalitis.
A esto hay que añadirle la baja
cantidad de ingestión de alimentos por parte de estos enfermos. Esto se debe a diversos
motivos como la falta de apetitos y muy poca sensación de hambre (medicamentos
que disminuyen el apetito, estado depresivo, llagas en la boca, etc.) y, por
otra parte, la misma enfermedad impide la absorción óptima de los nutrientes
(por los ya nombrados síntomas, como son, vómitos, diarreas, mala absorción en
general). Todo esto hace que el enfermo vaya perdiendo peso progresivamente y
que tenga un aspecto más demacrado.
OBJETIVOS DE LA DIETA EN EL SIDA.
Los objetivos de la dieta son mejorar
el estado nutricional del paciente, aliviar los síntomas y en definitiva,
intentar mantener una calidad de vida lo más normal posible. Con la dieta
podemos retrasar los síntomas y enfermedades fortaleciendo el sistema
inmunológico.
PROBLEMAS NUTRICIONALES.
Al igual que en muchas otras
enfermedades, las infecciones aumentan el gasto energético del organismo y el
consumo de oxígeno. Se produce un aumento en todos los procesos necesarios para
que las células del hígado y las del tejido linfoide fabriquen las proteínas
necesarias para que funcionen eficazmente los sistemas de defensa del cuerpo.
Si el sistema nutricional de la
persona no es óptimo, como es habitual en el caso del sida, las proteínas
musculares y de otros tejidos comienzan a romperse para aportar los aminoácidos
esenciales necesarios y funcionen las defensas. El individuo pierde peso,
pierde masa muscular y el ritmo de utilización de las sustancias nutritivas es
superior al de ingesta de alimentos, con lo que se produce un déficit de
energía.
El metabolismo de los minerales y las
vitaminas también se ve alterado. Con la infección hay un aumento en la pérdida
corporal de estos dos nutrientes. La falta de agentes antioxidantes como el
selenio, zinc, cobre y vitaminas A, E y C influye negativamente en la lucha
interna contra la infección por el VIH, que aprovecha un sistema inmune
debilitado produciendo grandes niveles de radicales libres, que el propio
organismo no puede eliminar a un ritmo adecuado.
Se produce a su vez una
redistribución de la grasa, la elevación del colesterol y los triglicéridos en
suero, la resistencia a la insulina y los elevados niveles de glucosa en suero.
De manera resumida, la malnutrición en el sida tiene diferentes
causas que aparecen simultáneamente o por separados:
-Ingesta alterada: náuseas y vómitos por la medicación, fiebre, dificultad en la
masticación y /o deglución debido a las infecciones, problemas neurológicos,
problemas económicos, anorexia o falta de apetito debido a la medicación,
fiebre, cambios gustativos y factores psicológicos.
Aumento de las pérdidas o de las
necesidades: diarreas, que producen la pérdida de peso de una manera
crónica, malabsorción sobretodo de las grasas e hipercatabolismo.
Desordenes
metabólicos: el aumento de las citoquinas
producen ciclos inútiles del metabolismo que conducen a la caquexia por
disminución de la masa muscular; se disminuye las hormonas anabólicas “constructoras”
como la testosterona; aumento de los triglicéridos…
LA INTERVENCIÓN DIETÉTICA SEGÚN LA PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD.
La intervención dietética debe
garantizar tanto en la fase asintomática o sintomática las necesidades
nutricionales. El gasto energético total se ve ampliado debido a un mayor gasto
por estrés debido a la infección (35-45Kcal/kg
persona/día). Las necesidades proteicas se centran en 1,5-2,5g/kg/día según el nivel de gravedad del enfermo. En lo que
se refiere a las vitaminas, minerales y micronutrientes, aunque no está
demostrado los valores suelen ser en la fase asintomática de 1 o 2 veces la
cantidad recomendada diaria (CDR); en la fase sintomática hasta 5 veces la CDR o cantidad diaria recomendada debido a la malabsorción.
Todas estas pautas deben de ir acompañada de una buena educación nutricional e
higiene alimentaria.
Según
la etapa de la enfermedad en la que nos encontremos deberemos adecuar la
dieta a sus diferentes características.
INTERVENCIÓN DIETÉTICA EN LA FASE ASINTOMÁTICA DEL SIDA.
Para atrasar lo máximo posible los
síntomas resulta especialmente eficaz una alimentación rica en alimentos
naturales que contenga mucha vitamina C,
A, E, betacaroteno y licopeno, selenio, zinc y hierro. También podría
resultar útil la administración de suplementos siempre que este informado el
médico.
La vitamina C posee propiedades antioxidantes que ayudan a impedir que
el número de virus aumente. Son muy ricos en esta vitamina los pimientos, los
cítricos, los guisantes, rábanos…
Los betacarotenos son precursores de la Vitamina A. La ausencia de esta vitamina aumenta la gravedad de las
enfermedades como la diarrea, mientras que las infecciones incrementarán la
carencia de vitamina A en el organismo. El betacaroteno se encuentra en muchos
alimentos vegetales de color naranja, rojizo o amarillo.
La vitamina E protege las membranas celulares de la oxidación mediante
la protección de sus ácidos grasos. Una falta de esta vitamina parece ser que
produce cambios degenerativos en las células de algunos tejidos. Las verduras y
hortalizas de color verde así como los vegetales ricos en aceite son ricos en
esta vitamina.
El zinc (apio,
espárragos, higos…) es necesario para la perfecta salud del sistema inmune y la
absorción de la vitamina A. Y parece ser que protege contra los efectos tóxicos
de algunos medicamentos. El hierro
en los enfermos de sida suele presentarse bajo (carnes (grupo hemo-), tomate,
espinacas, lentejas…). El selenio
protege los tejidos de la oxidación, aumenta el apetito de los enfermos y ayuda
a hacer los alimentos más digeribles (calabaza, cebada, uvas…)
SOLUCIONES DIETÉTICAS EN SITUACIONES ESPECIALES DEL ENFERMO.
Soluciones dietéticas a la pérdida de peso
Es importante realizar ingestas frecuentes y de poca cantidad, comer
cuando se tenga hambre y no esperar a las horas normales, alimentación rica y
variada, no beber líquidos abundantes en las comidas, seleccionar alimentos y
líquidos muy nutritivos, enriquecer las preparaciones en energía y proteínas,
pasear antes de comer ya que estimula el apetito...
Algunos consejos de cocina para aumentar la energía son: añadir
mantequillas o aceites, nata, crema de leche, enriquecer con miel, azúcar o frutos secos. Las cocciones
recomendadas son los rebozados, frituras, salsas… Para enriquecer con proteínas
puedes utilizar leche, queso, yogur, huevo y todas las fuentes proteínas
posibles.
Soluciones dietéticas a la diarrea.
Principalmente dieta astringente y
según qué casos astringente severa. Bebe mucho líquido. Evita el alcohol, la
cafeína, la grasa así como la lactosa y los alimentos ricos en fibra,
principalmente soluble.
Soluciones dietéticas a las nauseas y vómitos
Las recomendaciones se basan en
disminuir la estimulación del sistema digestivo. Estas pautas son: dieta
fraccionada, no beber líquidos abundantes en las comidas, comer lentamente,
seleccionar alimentos blandos y con poca grasa, evitar los olores de la cocina,
las bebidas carbonatadas suelen calmar las nauseas, comer tostadas o galletas
antes de levantarse por la mañana, tomar sorbetes de fruta, helados, gelatinas…
Soluciones dietéticas a los problemas de deglución.
Algunos de los consejos para evitar
la dificultad al tragar son evitar los alimentos secos, los condimentos, los
ácidos y las especias, beber con una caña o realizar ingestas pequeñas y
frecuentes.
Soluciones dietéticas a las alteraciones del gusto.
La disgeusia o alteración del
sentido del gusto puede evitarse: aumentando la condimentación de los platos,
evitar los alimentos muy calientes, evitar los alimentos que dejan gusto
metálico…
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